Simón, un joven aspirante a escritor, se gana la vida diseñando crucigramas para un periódico sevillano, mientras que su compañero de piso, Sapo, lo hace como profesor particular de inglés. Simón recibe en el contestador un amenazador mensaje que le obliga a incluir la palabra “adversario” en su próximo crucigrama, el del Domingo de Ramos. Todo parece una broma de pésimo gusto, pero Simón accede al chantaje sin saber muy bien por qué, desencadenándose así una serie de atentados en vísperas de la última Semana Santa del milenio. Testigo del horror ocasionado por su decisión, investiga lo ocurrido junto a María, una compañera del periódico asignada al caso. Poco a poco, descubre aterrorizado cómo una serie de casualidades le van inculpando. Simón está acorralado, María –quien se está convirtiendo en algo más que una mera compañera de investigaciones- le ayudará a descubrir lo que parece ser la clave de todo. En un estado de confusión total, su mundo se tambaleará y también sus creencias, ya nada ni nadie es lo que parecía ser. Simón acabará dudando incluso de sí mismo, de su talento, de María, de Sapo… nada parece responder a las apariencias, nadie conoce a nadie..