Pocas películas capturan el triunfo del espíritu humano de una forma tan memorable. Red (Morgan Freeman), un presidiario que "sabe como conseguir cosas" dentro de los sombríos muros de la Prisión Estatal de Shawshank, se siente atraído por el nuevo recluso Andy (Tim Robbins), un banquero tranquilo con una voluntad indomable. El ingenio de Andy aporta esperanza y cambios a la prisión, es un hombre lleno de sorpresas. Y lo mejor llega al final, dando lugar a uno de los de enlaces más satisfactorios de la historia del cine.